15 de marzo de 2007

Fast Words I: Carnaza

Las putas uñas eran lo que más me desagradaba, siempre que se las arrancaba se me quedaba algún trozo en el dedo y no tenía más remedio que dejar el trabajo a medio hacer. El hijo de puta no hacía más que resistirse a morir. Yo pensaba que para qué se gastaba, si con un buen canal que le abría nada más entrar por la puerta quedaba a mi merced. Me gustaba aquella cara de pánico, o más bien, de incomprensión con lo que pasaba. ¿Qué se le pasaría por la cabeza? Pensaría, ¿por qué a mi? No se daba cuenta que no había ninguna razón para ello, era cuestión de suerte.

Cuando ya le había abierto la tripa, le empezaba a arrancar todas sus vísceras, el intestino, los pulmones, el hígado, los riñones, creo que alguna vez, hasta estaba vivo el cabrón, aunque ya no gritaba. El estropicio era dantesco, la sangre saliendo a borbotones, manchándome todo el cuerpo, suerte que iba siempre bien pertrechado para no mancharme mucho, las paredes llenas de manchas, lo peor era cuando se cagaban, hay que tener poca dignidad, cagarte mientras te están matando… si es que no tienen vergüenza.

A las seis sonaba la bocina. Cambio de turno en el matadero, ya podía irme a casa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante...... Si,si..
Es raro;tengo ganas de matar lentamente a mi jefa y después ir a celebrarlo a un buen restaurante(vegetariano claro!)
Y la 2ª Parte? Sangre! Sangre!

Anónimo dijo...

Mola como sustentas la incertidumbre del relato sobre la persona que lo lee. Mantienes al lector en una incógnita, dejando volar su imaginación, lanzas alguna pista, pero en verdad hasta la última frase no muestras el desenlace de la situación, jejeje es cañero, ahora….. un poco gore no? ;P

Al leerlo me ha recordado a los relatos detectivescos que narran en un programa de la ser “si amanece nos vamos”, para los que padecen insomnio, y en el que los oyentes tienen que averiguar la situación, haciendo preguntas que se puedan contestar con si/no, podías enviarlo para que lo leyeran!!

Anónimo dijo...

Me ha recordado a esas historietas cortas de Hitchcok que cuando era pequeña echaban por la tele y que aunque luego me daba miedo irme a la cama no podía dejar de ver.

Me estoy imaginando la cámara enfocando las manos ensangrentadas, la sangre deslizándose por el mostrador, apenas sin cambiar de plano y sin música.... Después la alarma de cambio de turno suena.
Un buen corto.

Anónimo dijo...

Muy bueno !!!

Pero, ¿por qué nunca dices palabrotas y sin embargo aqui si?

Me ha gustado como has hecho que parezca una cosa y justo al final sea otra.
Mola ! A ver si te vuelve la vena creativa y escribes mas !

Sergio