11 de mayo de 2007

Fast Words II - Picaporte

"No importunar es lo que cuenta", eso me habían enseñado desde mi más dura infancia. Vos hacé lo que quieras en tu vida nene, pero no importunes.
Así crecí; sin molestar, pasando inadvertido siempre que podía. Mi futuro estaba claro, ser un cero a la izquierda, pero que no se viese.
Cuando terminé el secundario, casi no se enteró nadie, creo que con suerte me recuerda alguna esquina oscura del patio, pero no creo que tenga más que una vaga idea de quien era yo. Cuando entré en la Universidad, busqué una carrera en la que poder pasar inadvertido, así que me decidí por terapia ocupacional, que no sabía muy bien lo que era, pero que creí que me permitiría pasar sin pena ni gloria mis años de estudiante. Y así fue, aparte de dos o tres compañeros a los que les tuve que pedir alguna vez los apuntes creo que nadie guarda un buen o mal recuerdo de mí. Así que ahí me encontraba yo, hecho un hombre que no había molestado nunca a nadie.

Con ese bagaje a mi favor me presenté a mi primera entrevista de trabajo, y por supuesto lo conseguí a la primera. Los siguientes años los pasé en el departamento de Contabilidad, haciendo labores administrativas. Siempre sentado en mi escritorio, sin decir nada fuera de lo estrictamente necesario.

Así pasaron los meses… y los años. Ayer cumplí 45, hoy es 21 de diciembre de 2007 y acabo de pegarme un tiro en la cabeza. Estoy tirado en el suelo y siento cómo la sangre brota de mi quijada y la veo esparcirse por el suelo del salón hasta que mi vista se nubla, por suerte mi cara esboza una sonrisa.